En la ladera del monte, los más grandes robles están parados a la escucha. La presencia de estos seres se siente con mayor intensidad por la noche, cuando las sombras de los enebros parecen hombres que esperan.
“¿Sabéis que los árboles hablan?
Se hablan entre ellos y os
hablarían a vosotros si supierais escucharlos.
¡El fastidio con los blancos es
que no se escuchan!”.
(Tatanka Marín-Búfalo hablador,
1871)
Después nunca he dejado totalmente de hablar con
los árboles y con las pequeñas plantas. ¡Lástima que tan a menudo me entren las
prisas, los deseos de hacer, de ser y tener. Me envuelve entonces la rutina y
la insensibilidad y de nuevo soy el loco, el hombre blanco que mira sin
ver...!.
Bos días!!
ResponderEliminarNo hay límites...
Límites para reencontrarnos... sentirnos... escucharnos...
No hay sanación posible, si no nos sentimos uno con el todo... con la naturaleza... con el mar... con el viento... con la lluvia...
Hablar con los árboles, escucharlos, no es patrimonio sólo de los indios... mi abuelo, ya lo hacía... y me enseñó a abrazar los árboles... y escuchar...
No sé qué poderosa energía brota del interior de los árboles... pero es única!!... es portentosa!!...
Sientes un amor humilde, inmenso, que lo abarca todo!!
Si podéis probad!!
Biquiños atlánticamente agarimosos!!
NO SE SI LOS ARBOLES HABLAN... O A QUE NIVEL HABLAN.
ResponderEliminarYO SOLO SE QUE ESCUCHARLOS ES UN PLACER SOLO EQUIPARABLE AL BUEN SEXO.
Quiero escuchar a los àrboles,quiero sentir ese inmenso placer.
ResponderEliminarPUES YA SABES.
EliminarACTUA EN SILENCIO.
RESPIRA SIN TEMOR.
OLVIDATE DE TODO.
Y ABRE TODOS TUS SENTIDOS.
AL BUEN SEXO SE LLEGA ASI.