El que quiere ser admirado, es porque
vive la carencia de estar infravalorado.
El que muestra su rostro oscuro, es
para distraerlos de una abominación interior mayor.
El que quiere mostrarse poderoso, es
porque se siente impotente.
El que quiere mandar, es porque se
teme que no pinta nada.
El que quiere parecer importante, es
porque se siente mediocre.
El que quiere satisfacción, esconde
una carencia.
El que busca liberarse es porque se
ha esclavizado a si mismo.
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