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miércoles, 12 de junio de 2013

Cuento: "El científico y sus otros"

Un científico que descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.

Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.

El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo.

Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estratagema.

Regresó de nuevo y dijo: "Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto".

El científico pegó un salto y gritó: "¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?".

"Justamente aquí", respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo. "Todo lo que hace falta para descubrir al 'ego' es una palabra de adulación o de crítica".

4 comentarios:

  1. Ai que cona...isto eche unha comedia.

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  2. Poco a poco.
    Paseniño.
    Amodiño.
    Y así saldrás de la cueva en la que moras.

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  3. Bos días!!
    Vaya!!
    Jjajajajajaj... es muy bueno este texto!!!!
    Estupendo!!.... jajjajajaja....
    Pero bueno, el ego no es tan malo...
    La adulación o la crítica, si tienen un trasfondo malicioso... sí... es muy malo...
    En mi humilde opinión, quien tiene una "buena base", no le afectan ni el ego, ni la adulación, ni la crítica.
    Biquiños atlánticamente agarimosos!!

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  4. si tan perfecta era la copia ... ¿como no se copió el ego? o ¿no era tan perfecta?

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