Pedro había tenido una semana horrible, su novia le había dejado y su jefe
le había denegado ese ascenso (y el correspondiente aumento de sueldo) que
tanto esperaba. Con el rostro demacrado, se reunió con su amiga Estrella en
un bar a tomar café. Deprimido, comenzó a descargar en ella sus angustias:
¡que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su
vocación...!. Todo iba mal en su vida, y él ya no tenía ni ganas ni fuerzas
para luchar.
De repente, Estrella introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 50
euros y le dijo: “¿Lo quieres?”. Pedro, un poco confundido, le contestó:
“Claro... son 50 euros, ¿quién no los querría?”. Entonces Estrella tomó el
billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola.