Al caer la noche la caravana del desierto se detiene. El muchachito encargado de los camellos se acerca al que guía la caravana, y le dice:
- Hay un problema, tenemos 20 camellos y 19 cuerdas, así que, ¿cómo hacemos?
El guía le responde:
- Mira, los camellos son bastante tontos, así que, y después de atar a todos los demás, acércate al lado del último camello y haz como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
Un poco desconfiado, el muchacho va y hace como que lo ata, y el camello, en efecto, se queda allí, paradito, como si estuviera atado.
A la mañana siguiente, cuando se levantan, el cuidador cuenta los camellos. Están los veinte.
Los mercaderes cargan todo y la caravana retoma el camino. Todos los camellos avanzan en fila hacia la ciudad. Todos menos uno que queda allí.
- Jefe, hay un camello que no sigue a la caravana.
- ¿Es el que no ataste ayer porque no tenías soga?
- Sí. ¿Cómo lo sabe?
- No importa. Ve y haz como que lo desatas, porque si no, va a seguir creyendo que está atado y si él sigue creyéndose atado, no empezará a caminar.
Extraido de "Las 3 preguntas".
(Jorge Bucay)
Bos días, Roberto!!!!
ResponderEliminarEsta es la "historia" que esperaba hace tiempo!!!!
Cuántas ataduras invisibles nos ahogan!!
Cuánta ignorancia nos rodea!!
Y al mismo tiempo, cuanta belleza encierra este cuento de Bucay!!
A mí, particularme me parece "muy sanador"..... y tú, de éso, sabes mucho.......
Graciñas por reflejar aquí, el sentir de mucha gente!!
Biquiños atlánticamente agarimosos!!