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jueves, 5 de mayo de 2016

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Tenemos mayor tendencia a experimentar sufrimiento cuando nuestras experiencias son más invalidantes y si estamos más aislados de los demás. De igual modo, cuanto más lejos estemos de tener relaciones cercanas y de apoyo, mayor aislamiento e invalidación generará el sufrimiento. Las personas carentes de influencias reparadoras, como el amor y el apoyo de familiares y amigos; los ambientes confortables y seguros; y la confianza, el apoyo y la solidaridad de otros, serán cada vez más proclives a experimentar un sufrimiento que pueda ser diagnosticable. En otras palabras, los efectos del trauma, la desigualdad social y los acontecimientos vitales interactúan de forma circunstancial con los efectos menos visibles y cuantificables de la paternidad, la amistad, el cariño y el cuidado. Esta es una razón por la que «el mismo» acontecimiento provoca malestar en algunos, pero no en otros.

Midlands Psdychology Group

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