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sábado, 22 de octubre de 2011

El árbol y el poste indicador

En el cruce principal de una avenida, junto al poste de las luces de tránsito, creció un árbol. Poco a poco sus ramas fueron ocultando al poste. No se podía saber si parpadeaba la luz roja o la verde. Los automovilistas comenzaron a proceder con gran cautela. Cuando suponían que la roja estaba encendida, se detenían largo rato hasta que decidían que la luz verde los invitaba a seguir. Se creó un ritual relacionado con el sol. A tal color del cielo correspondía tal foco. En los días nublados, los conductores no avanzaban discutiendo acerca de si estaban en alto o en siga. Con el correr del tiempo algunos teóricos declararon que así como crecía el árbol también crecía el poste indicador. Al final alguien postuló que las luces no existían, que sólo existía el árbol. La teoría fue aceptada por unanimidad. Los choferes comenzaron por obedecer al vegetal. Un policía, experto en descifrar el movimiento de las ramas bajo la acción del viento, interpretaba los sigas o los altos. Durante una tormenta, el árbol, calcinado por un rayo, se derrumbó. Inmediatamente los automovilistas destruyeron al poste indicador.


Alejandro Jodorowsky.

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