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domingo, 16 de diciembre de 2012

Bulas e indulgencias fiscales



8 comentarios:

  1. Expender.
    Transgredir.
    Herir.
    Marcar.
    Morir.
    Yo quiero una máquina expendedora de muerte dulce y silenciosa.
    Porque esta máquina expendedora de bulas e indulgencias fiscales ya hace tiempo que se ha inventado.
    Hay una muy cerca de mi casa.
    No tengo nada.
    No tengo a nadie.
    Solo quiero marcharme con un vuelo firme.
    Roberto Sande, muy bueno este dibujo: se nota que te curras mucho este blog.

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    1. Bos días!!
      No sé en qué situación te encontrarás para solicitar "una máquina expendedora de muerte dulce y silenciosa"......
      Siento que estás mal...
      Que lo estás pasando mal...
      Me impactan tus palabras... querer marcharse con un vuelo firme...
      En realidad me impacta todo lo que has escrito aquí...
      Sigue leyendo y comentando en este blog... aunque a veces ponemos cosas muy raras, es un "lugar de encuentro"... en el que nos "encontramos"...
      Biquiños muy agarimosos!!!!!!!!!

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    2. Agradezco tu preocupacion.
      Tenia un mal día.
      Pero es indignante: a mi no me perdonan nada.
      Ni una sola deuda.
      Y logicamente estoy mal. Muy mal.
      Me alegra por otra parte, que día a día pueda leeros a todos aqui.

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  2. Mucha tristeza. Mucho pesimismo, ¿no?
    Es increible lo que da de sí un dibujo.
    Es increible lo que da de sí la situacion actual del pais.
    Y es increible tambien lo que da de sí un blog.
    Roberto te doy mi enhorabuena porque a traves de este medio estas haciendo terapia a mucha gente.
    ¡Mucha gente!

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  3. Érase una vez un rey que reinaba en un reino, donde todos los subditos le rendían admiracion y respeto.
    Sus hijas, las infantas casaron con hombres de bien (en apariencia).
    Su hijo, el príncipe heredero casó con una muchacha muy digna y poco convencional (en apariencia).
    Pasados los años, la felicidad del reino se truncó y desmoronó: nada era lo que parecia. Y nada de lo que parecia era cierto o real.
    Real... realmente todos querian ser lo que no eran.
    El rey, tan agobiado por los malos hechos de sus yernos, decidió ir de caza. Y cazó. Cazó un inocente elefante. Todavia hoy sus familiares lloran su muerte.
    Y para redimir tan grave culpa, el rey de este reino decidió fumarse algo, pedir perdón y... y nada mas.
    Y colorin, colorado, este cuento se ha acabado.
    Y de paso a ver si acabamos con esta lacra.
    Me envuelvo en humo y olor a perfume.

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    1. ¡Bonito cuento Pedro!
      Pero no se quien fumara mas.
      Este es un pais destrozado por los chorizos y los grandes jefes de los bancos.
      En cuanto a los primeros comentarios. De verdad que no entiendo nada.
      Parecen de una declaracion de posibles depresiones o grandes insomnes.

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  4. Muy bueno el dibujo!!!!!!!!!!!
    Jajajajjaja.... y muy bueno el comentario de Pedro, jajajjaja!!!!!
    Sí... hace tiempo que proliferan este tipo de oficinas por nuestro país... a ver quién las derriba ahora!!??
    Parece que estamos todos dormidos...
    Atención, atención!!!
    Sólo lo parece..........
    Biquiños navideñamente agarimosos!!!

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    1. ¡Muchas gracias Elena!
      Lo más gracioso de todo es que ante tanta desidia del estamento politico solo parezca que todos necesitemos un psiquiatra.
      Teresa comenta eso porque ella sabe............
      ¡Ah! no se como seran los "biquiños navideñamente agarimosos" pero suena bien: yo me los pido.
      ¡Gracias!

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