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domingo, 17 de noviembre de 2013

Dueño de tus palabras

Espera tu turno para hablar, escucha, haz una pausa, piensa antes de dar una respuesta. Deja que tu interlocutor se vacíe y diga lo que piensa, reflexiona detenida y serenamente en las consecuencias de tus palabras y después responde con sensatez y sin perder la calma, la compostura y el control de ti mismo.
 
Salvo del amor, de ningún otro tema se habrá escrito tanto como de las palabras. Hace bastantes años leí un proverbio árabe que quise poner en práctica pero no fui capaz. En cualquier caso, tenerlo presente en mi mente me ha librado de no pocos problemas.
 
Dice así: "No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio".

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