En una ocasión, un gran político, un primer ministro, fue a ver a un maestro zen. Le preguntó: "Reverendo, ¿cómo explicaría el egoísmo?". El rostro del maestro zen se tornó súbitamente azul. Y le dijo al primer ministro, de manera muy arrogante y desdeñosa: "Pero, ¿qué es lo que preguntas, pedazo de zoquete?".
Esta inesperada respuesta sacudió enormemente al primer ministró, tanto que la rabia le empezó a aflorar al rostro. El maestro zen sonrió y dijo: "Excelencia, eso es egoísmo".
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