Al contar la historia del Espíritu del Océano hablándole al Espíritu del Río, Chuang-tzu dice: "No puedes hablarle del océano a una rana de pozo, a una criatura que pertenece a una esfera más estrecha. No puedes explicarle el hielo a un insecto estival, una criatura de temporada. No puedes explicarle el tao a un pedagogo, porque su alcance es demasiado limitado. Pero ahora que has emergido de tu estrecha esfera y visto el gran océano, conoces tu propia insignificancia y puedo hablarte de grandes principios.
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