Érase una vez dos hermanos gemelos criados en el mismo hogar, por el mismo
padre. Compartían la dura experiencia de crecer bajo la tiranía, los
injurias y los golpes de un padre alcohólico, autoritario e irresponsable.
Frecuentemente el padre tenía problemas con la policía. Uno de los hermanos
dejó la escuela y se convirtió en alcohólico. Se casó y actuaba como su
papá con su familia, maltratándola. Apenas trabajaba y en repetidas
ocasiones tenía problemas con la policía. Una vez, le preguntaron por qué
actuaba de esa manera. Él contestó: - Con un padre y una infancia como la
que tuve, ¿Cómo hubiera podido ser distinto?
El otro hermano, a pesar de la misma crianza difícil, nunca dejó de
estudiar. Se casó y era un esposo atento y un buen padre. Se volvió un
estudiar. Se casó y era un esposo atento y un buen padre. Se volvió un
empresario exitoso que aportaba mucho a su comunidad. Un día, le preguntaron
a qué atribuía el éxito que había tenido en su vida. Él respondió: - Con
un padre y una infancia así, ¿Cómo hubiera podido ser distinto?
Moraleja: No importa lo que te hicieron. Lo que importa es que haces tú
con lo que te hicieron. Y eso lo controlas tú.
Historia contenida en el libro "El Silencio de Dios - Historias de Luz y
Sabiduría"
No hay comentarios:
Publicar un comentario