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domingo, 8 de julio de 2012

Aprender a amarnos

“UN HOMBRE QUE SE SENTÍA ORGULLOSÍSIMO DEL CÉSPED DE SU JARDÍN, SE ENCONTRÓ UN BUEN DÍA CON QUE, EN DICHO CÉSPED, CRECÍA UNA GRAN CANTIDAD DE DIENTES DE LEÓN. Y AUNQUE TRATÓ POR TODOS LOS MEDIOS DE LIBRARSE DE ELLOS, NO PUDO IMPEDIR QUE SE CONVIRTIERAN EN UNA AUTÉNTICA PLAGA.

AL AÑO ESCRIBIÓ AL MINISTRO DE AGRICULTURA, REFIRIENDO TODOS LOS INTENTOS QUE HABÍA HECHO, Y CONCLUÍA LA CARTA PREGUNTANDO: ¿QUÉ PUEDO HACER?

 AL POCO TIEMPO LLEGÓ LA RESPUESTA: LE SUGERIMOS QUE APRENDA A AMARLOS”

 (Anthony de Mello).

1 comentario:

  1. Bos días!!
    Yo... así... de repente... en principio, al leer este relato se me ocurre que este pobre hombre, efectivamente tenía tan poco amor por su persona, que no se le ocurrió pensar o indagar... o preguntar... o investigar...
    El diente de león tiene unas propiedades medicinales enormes!!!!!!
    Sí.......... ya sé..........
    El motivo de este relato no es este.
    El fin de este relato no es este.
    Luchar, en el sentido más etimológico de la palabra, no conduce a ningún lugar...
    Sin embargo, si envuelves todo lo que haces de AMOR, de aceptación, de "vale, de acuerdo, estoy aquí y tú ahí"... entonces, se produce la magia... que no es otra que la belleza del amor por el amor...
    Biquiños atlánticamente agarimosos!!

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