Páginas

martes, 17 de julio de 2012

El elefante encadenado

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente:

¿Qué lo mantiene entonces?

¿Por qué no huye?

Cuando tenia cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:

- Si esta amaestrado, ¿por que lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mi alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él.

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal acepto su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree - pobre- que NO PUEDE.

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez.. .

Todos somos un poco como ese elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que "no podemos" un montón de cosas simplemente porque una vez probamos y no pudimos. Y grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO.... NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.

Vivimos condicionados por el recuerdo del yo que no pudo, la única manera de superarlo es intentarlo de nuevo poniendo todo el corazón.

1 comentario:

  1. Bos días!!
    No sé de quién es este relato...
    No sé... quizá sea tuyo, Roberto...
    El caso es que es cierto... muy cierto...
    Pero yo, intentaré no juzgarme, ni juzgar tanto esta actitud... que curiosamente, es muy habitual en el ser humano...
    Simplemente diré, que a veces la estaca, la cadena, la sensación de estar "atados", es del todo inconsciente.
    Cuando la consciencia ilumina nuestra mente... ya nos hemos desprendido de la estaca y la cadena!!
    Hay situaciones a lo largo de nuestra vida que a ojos ajenos, parecen estacas y cadenas... sólo es una cárcel, una privación de libertad, cuando nosotros íntimamente nos sentimos así...
    Y además... es que todo es tan, tan, tan, tan relativo!!
    Momentos de prestar ayuda... pueden parecer cárceles...
    Momentos de necesitar el amor y el cariño de una persona... pueden parecer cárceles...
    Sólo si te sientes así, atado, maniatado, impedido para hablar, para sentir, para dialogar (que no es lo mismo que hablar)... sólo entonces te encuentras en la misma situación que el elefante...
    Todo es tan relativo!!!!!!!!!!!
    De verdad, que yo lo siento así...
    De verdad, que yo siento muy dentro de mí este relato...
    Pero de pronto pienso... bueno... estoy logrando librarme de una grave enfermedad... no puedo pensar que me estoy liberando??
    No sé... quizá resulte todo muy difuso o confuso...
    Pero ahora...... siento que la estaca y la cadena son meras imaginaciones... el trasfondo de este magnífico relato...
    Me siento muy libre!!!!!!!!
    Y desde luego, ya no estoy dispuesta a sufrir... en realidad, nunca he adoptado el rol de víctima...
    En fin... no sé... quizá parezca que me estoy alejando del contexto de este mensaje... pero no... siento profundamente, que he hecho lo que este elefante no hace porque todavía no es consciente...
    Biquiños atlánticamente agarimosos!!

    ResponderEliminar