Universidades de prestigio

En muchas universidades de prestigio, los estudiantes destacados sacrificaban voluntariamente la felicidad por el éxito porque, al igual que muchos de nosotros, les habían enseñado que si trabajas duro consigues el éxito -y solo entonces, una vez tengas el éxito, alcanzarás la felicidad-. Les habían enseñado que la felicidad es la recompensa que consigues únicamente si llegas a ser socio de una empresa de inversiones, a ganar el premio Nobel o a ser elegid@ congresista.

Pero de hecho, los nuevos descubrimientos en psicología y en neurología demuestran que el proceso es el inverso: alcanzamos un éxito mayor cuando somos felices y más positivos. Por ejemplo, los médicos que reciben algún estímulo que les pone de buen humor antes de hacer un diagnóstico hacen gala de casi el triple de inteligencia y creatividad que los médicos en un estado neutral, y dan un diagnóstico preciso un 19 % más rápido. L@s vendedor@s optimistas venden un 56 % más que sus homólogos pesimistas. Los estudiantes estimulados para que estén contentos antes de responder a exámenes de matemáticas dan resultados mejores que los de sus compañeros en un estado de ánimo neutro. Resulta que el cerebro está literalmente programado para rendir al máximo no cuando está en un estado negativo o neutro, sino en uno positivo.

Curiosamente, sin embargo, en el mundo actual solemos sacrificar la felicidad por el éxito, con lo que lo único que conseguimos es reducir el índice de éxito del cerebro. Nuestras duras agendas nos dejan estresados, y nos sentimos agobiados por la siempre creciente presión por triunfar a cualquier coste.