Antes de llenarla, los responsables decidieron probarla. Invitaron al escapista más famoso del mundo y le encerraron en la celda de mayor seguridad, con el desafío de que había de escaparse antes de 24 h.
El escapista, después de intentarlo muchas veces, no consiguió generar ningún movimiento en la puerta. Pasaron las 24 h. y se dio por vencido.
“Es la primera vez que no lo consigo”, admitió ante los carceleros.
Éstos le respondieron:
“No lo has conseguido porque hemos dejado la puerta abierta. Tu mente no estaba preparada para esta posibilidad, tu creencia en la dificultad te ha impedido la evasión”.
Aquel día, el escapista decidió dedicarse al escapismo más difícil de todos: el escapismo de las cárceles mentales, de las creencias que nos encierran y nos limitan.
Pere Subirana
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