Recuerdo,
a propósito, una historia cuyo protagonista era Juanito, un retrasado mental,
según decían. Pero evidentemente, como comprobarás, no sufría ningún retraso.
Juanito va a su clase de plástica en la escuela especial para niños especiales;
le dan un trozo de arcilla y empieza a modelarla. Coge un trocito, va a una
esquina de la habitación y empieza a jugar con él. El profesor se acerca y le
dice:
-
Hola
Juanito.
-
Hola
–responde.
-
¿Qué
tienes en la mano?
-
Un
trozo de excremento de vaca –dice Juanito.
-
¿Qué
estás haciendo con él?
-
Un
profesor.
El
profesor piensa: “Juanito está perdiendo facultades”. De modo que, aprovechando
que el director pasaba junto a la puerta del aula en aquel momento, le dice:
“Juanito está empeorando”.
Así
que el director se dirige a Juanito:
-
Hola,
hijo.
-
Hola
–repite Juanito.
Y
el director le pregunta:
-
¿Qué
tienes en la mano?
-
Un
trozo de excremento de vaca –responde él.
-
¿Y
qué estás haciendo con él?
-
Un
director.
El
director piensa que debe llevar el caso al psicólogo del centro: “¡Traed al
psicólogo!” El psicólogo es un tipo listo. Va allí y dice:
-
Hola.
-
Hola
–repite Juanito.
-
Ya
sé lo que tienes en la mano –dice el psicólogo-. ¿Qué? Un pedazo de caca de
vaca.
-
Correcto
–dice Juanito.
-
Y
ya sé lo que estás haciendo con él. Estás haciendo un psicólogo.
-
No,
te equivocas. ¡No tengo suficiente caca de vaca para eso!
¡Y todos le llamaban retrasado mental!
“Despierta”
Anthony de Mello
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