No movamos el mar de emociones de nuestr@s herman@s sin consideración o de forma deliberada. Seamos conscientes que la tormenta en la cual ponemos a su espíritu, vendrá tarde o temprano fluyendo sobre las orillas de nuestra propia corriente de vida.
En su lugar, traigamos siempre tranquilidad, amor, armonía y paz para todo lo que es la vida.
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