Un joven tenía un hermoso caballo del que se sentía muy orgulloso. Un día, el caballo se escapó y por más que lo buscó no pudo hallarlo. La familia estaba desolada. A los pocos días, el caballo apareció acompañado de una preciosa yegua. La desgracia se convirtió en felicidad y el joven se mostró feliz. Sin embargo, el padre le advirtió: - No seas idiota y no te alegres tanto. Al día siguiente, al montar el caballo, el joven cayó de él y se partió la pierna. La felicidad se tornó desgracia. Al poco tiempo estalló la guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron movilizados; todos menos el joven cojo, al que declararon inútil. La mayor parte de los jóvenes murieron en el campo de batalla, mientras que él se salvó gracias a su cojera.
La desgracia se volvió felicidad.
Tradicional Zen.
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