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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un billete de 50 €

Pedro había tenido una semana horrible, su novia le había dejado y su jefe
le había denegado ese ascenso (y el correspondiente aumento de sueldo) que
tanto esperaba. Con el rostro demacrado, se reunió con su amiga Estrella en
un bar a tomar café. Deprimido, comenzó a descargar en ella sus angustias:
¡que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su
vocación...!. Todo iba mal en su vida, y él ya no tenía ni ganas ni fuerzas
para luchar.

De repente, Estrella introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 50
euros y le dijo: “¿Lo quieres?”. Pedro, un poco confundido, le contestó:
“Claro... son 50 euros, ¿quién no los querría?”. Entonces Estrella tomó el
billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola.

Mostrando la estrujada pelotita a su amigo, volvió a preguntarle: “Y ahora,
¿lo quieres también?”. “No sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50
euros. Claro que lo cogeré si me lo das”. Estrella desdobló el arrugado
billete, lo tiró al suelo y lo pisoteó con el pie, levantándolo luego sucio
y marcado: “¿Lo sigues queriendo? “Mira, no entiendo a dónde quieres ir a
parar, pero es un billete de 50, y mientras no lo rompas, conserva su valor”.

A lo que ella respondió: “Pedro, debes saber que aunque a veces algo no
salga como deseas, aunque la vida te “arrugue”, sigues siendo tan valioso
como siempre has sido... Lo que debes recordarte es cuánto vales en
realidad, y no darle tortuosas vueltas a lo abatido que puedas estar en un
momento determinado de tu vida”.

Pedro se quedó mirando a su amiga sin decir palabra, mientras el impacto del
mensaje calaba en su cerebro. Estrella puso el arrugado billete a su lado en
la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: “Toma, guárdalo, para que te
acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo
para poder usarlo con el próximo amigo que lo necesite”. Le dio un beso en
la mejilla y se alejó hacia la puerta. Pedro volvió a mirar los 50 euros,
sonrió, se los metió en el bolsillo y con una renovada energía llamó al
camarero para pagar la cuenta...

1 comentario:

  1. Bos días, Roberto!!
    Genial relato!!
    Siempre, siempre, siempre, deberíamos tener presente nuestro valor...
    La "valía", implica vivir con "la sonrisa de Buda"...
    Ojalá algún día todos pudiésemos completar nuestro ciclo vital de este modo!!!!!!
    Graciñas por recordarme el inmenso "poder y valor" que poseo!!!!!!!!!!!!!
    Biquiños atlánticamente agarimosos!!!!!!!

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