Ante la demanda de mejores niveles de calidad de vida, los sistemas sociales sólo serán viables si se adaptan a los requisitos de la sociedad en general.
En las últimas décadas, el crecimiento económico y el supuesto desarrollo social, han modificado los valores que, tradicionalmente, eran considerados como válidos, por lo que nos encontramos ante una sociedad que exige nuevas formas y medios para alcanzar la deseada calidad de vida.
Todo esto, tiene diversas consecuencias directas:
Por un lado nos encontramos con la duda de si está el hombre preparado para decidir cuales son los valores que le llevarán a cumplir su objetivo. La respuesta será afirmativa, siempre y cuando, se llegue a alcanzar LA FELICIDAD DEL INDIVIDUO. Debería dar igual cuales son los valores utilizados, siempre y cuando, repito, se logre dicha felicidad. Pero, dicha felicidad NUNCA DEBE ACARREAR LA INFELICIDAD DE OTRO, sino dichos valores no serían adecuados.
Por otro lado, debemos dejar que sea el propio individuo quién decida que valores son los realmente importantes para él.
El sistema intenta con toda su fuerza, unificar dichos valores, originando directamente una minoría discriminada que, empieza a ir creciendo a un ritmo muy elevado.
Podemos notar el crecimiento de dicha minoría en el apreciable florecimiento de numerosos colectivos y grupos con filosofías propias, distintas a las que intenta imponer la mayoría.
Como colofón, dejó en el aire dos preguntas: ¿debemos ser ovejas del rebaño y dejar que el pastor nos guíe? ó ¿debemos abrirnos y ser nosotros mismos sin importarnos ser un elemento diferenciador?
Cada uno que elija una opción y sea consecuente con ella, porque realmente nunca podrán convivir las dos opciones juntas, por lo que, la alternativa que adoptemos es lo de menos ya que, esta todo decidido por nosotros.
Roberto Carlos Sande Barcia.
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