"Si caminas y no te mueves"

Realmente lo intentaba. Ponía todo su mermado esfuerzo en mantenerse en perfecto equilibrio ocupando su lugar en aquella fila de incalculables dimensiones y formas uniformemente definidas.

Pero si examinamos el conjunto desde una luz nueva y más rigurosa, observamos la inestabilidad del mismo.

Algunos de sus miembros, caminan pero no se mueven. Otros, aún están intentando alcanzar la cuadratura del círculo y, otro muchos, compran paraísos aplazados.

Aún así, realmente, él lo intentaba.

Lo intentaba desde la conciencia del que se autoreceta para el fracaso en contraposición con sus más profundos y extinguidos principios y valores.

Porque, realmente, lo único que le hubiera válido era caminar y moverse. Volar escapando de restricciones y limitaciones impuestas.

Pese a todo, no abandonaba la fila ni, cuanto menos, el puesto que se le había asignado y que decidiría su razón de ser y de existir.

Alineado como todos, fue perdiendo la necesaria esperanza y, poco a poco, sus ansias de vuelo se fueron como se va la sonrisa espontánea, dejando tras de sí, un largo reguero de seres sin seres que algún día pudieron guiar y que, ahora, se limitan a seguir caminando sin moverse.

Roberto Carlos Sande Barcia.

 

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